No sé a vosotros, pero a mi de pequeña me fascinaban los abogados. Para mi eran seres elegantes que vestían trajes impolutos y más que andar, flotaban por sus glamurosos bufetes. Un día salvaban el mundo de un político corrupto y al día siguiente defendían con fervor pruebas (o como dicen en los doblajes, evidencias) que demostraban la inocencia del que parecía malo malísimo. Por supuesto, esta visión hollywoodesca de la abogacía poco tiene que ver con la realidad de un abogado, pero para mí, siempre serán seres especiales.
No obstante, y poniéndonos un poquito serios, normalmente cuando tenemos que ir al abogado es porque debemos tratar cuestiones de peso y, en muchos casos, desagradables. Para mas inri, muchas veces no sabemos en qué idioma nos están hablando y por ende, no entendemos muy bien ni cómo será el proceso, ni “por cuánto nos va a salir la broma” ni si podremos contar con nuestro abogado cuando nos entre el agobio y tengamos pesadillas con ir a la cárcel (bueno, vale, igual estamos exagerando). Confiamos porque no nos queda otra. Dicha realidad, fría y distante, choca frontalmente con el avance de otros sectores que están cada vez más cerca del cliente y procuran ofrecerle la experiencia más placentera y sencilla posible.
Así que cuando López-Hermoso Abogados, un despacho con solera especializado en derecho mercantil, nos contactó para renovar su imagen corporativa y nos planteó su modo de ver y sentir la abogacía — cercana, transparente y sin sorpresas — nos pedimos unos Manolitos y celebramos el comienzo de una bonita colaboración.
La primera parte de nuestro trabajo, previo al nuevo diseño de la marca, consistió en conocer el despacho: sus necesidades, servicios, funcionamiento, gustos y visión de futuro. A través de talleres y muchas muchas preguntas, dimos con la información necesaria para trabajar sobre su imagen corporativa. El reto: comunicar a través de su imagen corporativa una nueva manera de ejercer la abogacía. Más fresca, moderna y cercana. Eso sí, sin perder un ápice de profesionalidad y saber hacer.